Jorge Savia, El País de Montevideo.
Después del empate con Fénix, el "Polilla" Da Silva
reiteró su queja para con la actitud que había mostrado su equipo y -a modo de
comparación- recordó que en otros tiempos, jugando contra un cuadro chico y en
la adversidad, "Peñarol te metía abajo del arco".
Se vio ayer: ahora no va a ser así. Le vaya
bien o le vaya mal, al parecer, este Peñarol no va tratar de "dar vuelta
la taba" empujando, sino jugando; o tratando de jugar. Pesadas o livianas,
buenas o limitadas, con sus armas. Las que tiene a mano, en la cancha, o en ese
banco donde -como cuando Cerro logró el transitorio empate- Da Silva se da
vuelta y ve que para cambiar sólo puede apelar a los que sacó antes para que
entraran los que están jugando.
Así transcurrió el partido, entonces, en el
marco del cual Peñarol fue perjudicado cuando Zalayeta metió un gol mal
anulado; no ligó, cuando un tiro de Cristóforo pegó en el caño; lo
favorecieron, cuando el juez cobró un penal inexistente y se puso en ganancia;
y, mientras buscó atacar tibiamente, sin mayores variantes, sufrió, sobre todo,
en las veces que -como en el corner del gol albiceleste- le pusieron la pelota
por arriba en el corazón de su área.
Lo dijo Da Silva: Peñarol no tiene jugadores
para ir por afuera, y tampoco para crear por adentro. Mora de punta estuvo
apagado. Cristóforo no pesó al desdoblarse. Aguiar no acompañó en la llegada; y
Zambrana, que en River fue enganche, no se asoció a Zalayeta, al jugar, casi de
cuarto volante.
El partido, pues, se iba, se iba... y pareció que Peñarol
seguiría hundiéndose sin hesitar, como la orquesta del Titanic; pero ahí
"Polilla" dijo: ¡a los botes"!, y dejó a Novick y Cristóforo de
"doble 5", a Aguiar de enganche, y a Estoyanoff, Zalayeta y
"Maxi" en ataque.
Entonces Zalayeta metió un pase bajo y
"Milito" un golazo de taco; y Zalayeta hizo flor de pase, el "Lolo"
mandó el centro bajo y acalambrante y "Maxi" selló el 3-1 al cabo de
una gran jugada.
Así, si gana, como ayer, está para ganar
Peñarol hoy: tratando de jugar con -poco o mucho- lo que tiene; no empujando.
Aunque le vaya la vida, como lo demostraron los titulares en el tercer gol, al
llamarse entre ellos para ir a abrazarse todos juntos con los que estaban en el
banco.
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